Veo pasar frente a mis ojos una vida que no era lo que esperaba,
una vida que en nada se parece a lo que imagine,
una vida que vivo y me asfixia de tal manera que siento que cualquier día me matará.
Cada noche mis manos recorren un cuerpo al que conozco y aún no logro acostumbrarme,
a diario recibo besos de unos labios que me son totalmente ajenos,
cada mañana me encuentro con una mirada que me hace sentirme perdido,
escucho palabras de amor que sólo logran recordarme lo vacío que me siento.
Veo la luna y me consuela pensar que ella también la ha de estar viendo…
sin duda no se perdería ningún detalle de este hermoso cielo,
de esta fría noche, de cada suspiro que sale de mi boca…
Ella, la mujer que a kilómetros de aquí se ha quedado con mis ganas de vivir,
tuvo en sus manos la pluma para corregir nuestra historia, pero decidió no hacer nada,
me dejo ser libre, condenándome a ser esclavo de mis errores y de un destino sin ella.
Ella, la mujer a la que mi cuerpo, mi mente y mi alma siguen acostumbrados,
la única que con una sola mirada me hace sentir en casa,
la única que tiene en sus labios el elixir para calmar mi hambre y mi sed,
la única que puede derretirme ante sus pies cada vez que susurra en mi oído,
que me da luz con su sonrisa, alegría con su voz, amor cada vez que respira…
Veo el vacío obscuro de la noche, tan solitario como mi alma,
veo las estrellas deslumbrantes, tan bellas, como ella…
Entro a casa y entonces veo ese cuerpo femenino que reconoce mi memoria, pero no mi corazón.
Veo como la rutina nos hace pedazos poco a poco, entre silencios incómodos,
abrazos de hielo, sonrisas conformistas, platicas ausentes y besos sin color.
Vivo una vida que me asfixia y amenaza con matarme,
entonces la recuerdo a ella y vuelvo a respirar…
escucho una voz que me acaricia el alma diciéndome papá
y en sus ojos veo la alegría, el amor y la esperanza que a mí me falta,
en sus abrazos y en el recuerdo está el aire necesario para seguir viviendo… ♥*